La vida son decisiones, muchas pueden parecer automáticas y no costarnos ningún esfuerzo, otras nos hacen pensar, dudar y vivir momentos difíciles.
Nuestra personalidad, nuestras experiencias, el momento de vida que estamos pasando, nos hacen ver las cosas más o menos simples y tomarnos la situación de manera más o menos dramática. Lo que está claro es que, por complejas que resulten las cosas tenemos que afrontarlas y comprometernos con la decisión que tomamos, acertar o no es un riesgo que asumimos como parte del juego.
Ante una situación complicada las emociones nos invaden y pueden cegarnos. Mantener la cabeza fría puede resultar imposible, va con el momento y muchas veces la situación no permite aplazar la decisión. Párate a pensar y escúchate ¿Qué busco? ¿Qué necesito? ¿Puedo pedir ayuda? ¿Qué puede pasar? ¿Qué alternativas tengo? Respira, toma conciencia y adelante. Evitar, escondernos, dejar que las cosas pasen sin más o dejar que otros decidan por ti es otra opción, quizás la menos acertada, la que no nos permite crecer, la que no nos permite aprender y seguro, la que más malestar nos provocará.
“Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar.” Paulo Coelho
Realmente lo importante no es sólo la elección que hacemos, sino vivir con ella, aceptar sus consecuencias y querernos. De todo se aprende y a todo le podemos sacar partido, aun cuando nos cueste verlo, de cada decisión se desprende un infinidad de oportunidades hacia las que dirigirnos, con las que jugar y seguir nuestro camino. No te quedes lamentando aquello que ya está hecho, abre los ojos y busca nuevas alternativas.
“La madurez no se refleja en el tomar decisiones acertadas, sino en vivir con las ya tomadas aun y cuando no sean acertadas.” Cesar Martinez
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