Un día como el de mañana pero de hace 35 años, comenzaba el camino de la democracia ininterrumpida en toda Sudamérica.
La democracia, en este continente, sucedió por el solo hecho de que Estados Unidos le bajó el pulgar a todas las dictaduras que apoyaba y financiaba cuando Galtieri se levantó contra su aliado.
Que haya esta democracia, nos guste o no, no se la debemos a los políticos, ni a los empresarios, ni al supuesto pueblo reclamando las urnas ni a los zurdos o progres o vecinos sensibles de Palermo.
Se la debemos, pura y exclusivamente, a esos adolescentes de 18 y 19 años que los adultos de 1982 enviaron a una guerra y, un día antes que terminara, se pusieron a mirar el mundial de fútbol de España.
A esos colimbas se la debemos.
A los oficiales y subofciales, no. Ellos torturaron y hambrearon y entregaron a esos adolescentes durante 74 días.
Somos un continente que se cree progre y revolucionario pero esconde durante 35 años, el hecho histórico de que la democracia se la debe a adolescentes obligados a ir a una guerra.
En el 82 yo tenía 16, mis hermanos 18 y 19.
Ahora somos cincuentones los tres. Ahora podemos decir que no eran chicos que se comportaron como hombres. Eran adolescentes a los que la sociedad entregó y luego olvidó.
Seguimos siendo esa sociedad cínica y peligrosa.
Sudamérica le debe a esos adolescentes de la clase 63 y 62 la democracia.
Argentina les debe TODO.
ABSOLUTAMENTE TODO.
Salú a los que volvieron. Salú a los que no pudieron.
¡Y Gracias siempre, por estos 35 años!
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